lunes, 21 de febrero de 2011

Intentando entender (II)


¿Qué lecciones de democracia puede recibir la juventud de Euskadi que ve como contraviniendo el art. 20.1.d) CE, un juez puede clausurar cautelarmente durante más de un año un periódico y una emisora de radio, asfixiándolos económicamente y obligándolos a cerrar? ¿Que la Ley Antiterrorista permite entrar en un domicilio sin autorización judicial o mantener incomunicado y sin asistencia de abogado a un “retenido”? ¿Que cuando un menor de cualquier otro lugar de España quema un contenedor o un cajero es condenado a una pena menor como autor de una falta, mientras que uno vasco, por el mismo acto, puede ser juzgado por la Audiencia Nacional por kale borroka y condenado a penas de hasta 18 años de prisión? ¿Que se puede crear una nueva Ley de Partidos, diseñada para ilegalizar partidos abertzales exigiéndoles requisitos que no se piden a ninguna otra formación nacional sea de la ideología que sea? 

Ahora se presenta Sortu, un nuevo partido que en sus estatutos “rechaza toda forma de violencia” y, ante el clamor en contra de los supuestos partidos demócratas, la Fiscalía ha pedido al Tribunal Supremo que prohíba su inscripción en el registro de partidos políticos por entender que es afín a HB. Mientras tanto y sin que nadie cuestione su legalidad, concurrirán a las elecciones partidos racistas, negacionistas del holocausto y el propio partido mayoritario de la oposición, en cuyas filas militan antiguos altos cargos de la dictadura, que jamás la han condenado, ni han pedido perdón por sus crímenes puesto que, como afirmó uno de sus dirigentes: “durante el franquismo se vivió una situación de extraordinaria placidez”, refiriéndose sin duda a la placidez de las tumbas, cuyos ocupantes, es cierto, ya no necesitan disculpas.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Intentando entender (I)

Si el tirano no hubiese muerto en la cama, si la transición no hubiese dado carpetazo a cuarenta años de dictadura con una Ley de Amnistía que cerraba en falso la herida de la guerra y la posguerra permitiendo que la podredumbre siguiese creciendo en su interior, probablemente los que habían tenido el coraje de jugarse la vida enfrentándose al régimen, incluso aquellos cuyos métodos nos parecen hoy reprobables, hubieran sido condecorados como luchadores por la libertad y su trayectoria posterior hubiese sido muy diferente.
La esperanza alimentada durante cuarenta años murió por decreto a cambio de una pseudo-democracia que mantenía en el poder a los de siempre, que no depuraba a los torturadores, que dejaba en la calle a los asesinos del régimen, que no devolvía lo expoliado ni reparaba el honor, ni compensaba los años perdidos de las víctimas. Durante años, además, continuaron las detenciones, los atentados contra los derechos fundamentales y los asesinatos de manifestantes, obreros y estudiantes por fuerzas del orden y bandas de ultraderecha que campaban a sus anchas protegidas por las autoridades.
Y si la transición no fue total,  tampoco el abandono de las armas. E incluso para gente que reprobaba la violencia, parecía “casi” fácil asumir los atentados contra los criminales a los que nadie más parecía dispuesto a castigar. Pero el tiempo pasó y comenzó a haber “daños colaterales”: chóferes, escoltas, transeúntes, vecinos, por los que nadie pedía disculpas y los “castigados” empezaron a ser otros: extremeños, gallegos, andaluces, cuyo único delito había sido nacer en tierras sin pan y tener que buscarse la vida en el trabajo y el lugar que nadie quería, y ahí ya nadie pudo entender.

martes, 8 de febrero de 2011

Cuentos de hadas


            El 25 de abril de 1974, mientras sufrían los últimos estertores de la dictadura, los españoles volvieron a creer en los cuentos de hadas cuando vieron que en los fusiles portugueses crecían los claveles y que el sonido de una canción era capaz de unir a todo un pueblo contra la tiranía. Pero los claveles se secaron en los cañones de las armas, las urnas devolvieron el poder a los de siempre, los latifundios que la reforma agraria había repartido entre los campesinos volvieron a sus antiguos dueños, la banca y las grandes empresas que habían sido nacionalizadas fueron reprivatizadas y las nuevas generaciones decidieron que “Grándola” no se podía bailar.

            Aquí no hubo cuentos cuando el “ogro” murió tal como había vivido: matando, porque la gente tenía el suficiente miedo como para beberse su champan en susurros y dejar los sueños para más adelante. Pero muchos volvieron a creer en ellos el 28 de octubre de 1982, cuando el PSOE ganó las elecciones y los antiguos republicanos y los viejos socialistas se echaron a la calle llorando, porque por fin habían finalizado los años oscuros. Aunque pronto descubrieran hasta qué punto se podían traicionar las siglas por las que tanta gente había dado vida y libertad y volvieran a llorar, pero esta vez de pena.

            Después de los años transcurridos, de que los ciudadanos de este país hayan comprobado por sí mismos que los cuentos de hadas sólo existen si has nacido príncipe, otra vez pretenden que creamos en ellos: que creamos que todas las dictaduras árabes, aplaudidas y sostenidas por occidente van a caer, sus pueblos van a liberarse de sus yugos y van a hacerse cargo de la explotación de sus recursos. Dentro de un tiempo, diremos el colorín colorado y el cuento se habrá acabado, eso sí, habrá sido muy hermoso durante el tiempo que haya durado. 
 

miércoles, 2 de febrero de 2011

Los traductores del Senado


           En una prestigiosa Universidad madrileña los apuntes que la profesora reparte a los alumnos de uno de los Grados de Bolonia afirman que el gallego es un dialecto del castellano!!!! Muchos teléfonos móviles no tienen la opción para ser configurados en gallego o vasco, tampoco la tiene este servidor. 

          Como en un mundo al revés, mientras en Galicia es completamente imposible para un gallego-parlante vivir en su lengua: ni la Administración, ni la prensa, ni el cine, entre otras muchas cosas, se lo permiten; un gran número de medios de comunicación nacionales siguen sembrando la falsa idea de que en las Comunidades bilingües el castellano es perseguido y está en riesgo de desaparición.

         Tengo la inmensa suerte de haber nacido con dos idiomas y de poder acceder a lo que escribieron Cervantes y García Márquez, Cunqueiro y (con un poco de esfuerzo adicional) Pessoa, en sus lenguas sin necesidad de estudiarlas, y quiero que mis descendientes también puedan hacerlo. Para ello, la que corre peligro, el gallego, necesita medidas de protección, aunque sean tan simbólicas como los traductores del Senado. Los que se escandalizan por el gasto del 1% de su presupuesto en esta iniciativa, deberían plantearse para qué sirve el otro 99%.

martes, 1 de febrero de 2011

Lo dicen los diarios


            Es probable que, con la política, el periodismo sea hoy en día una de las profesiones más desprestigiadas socialmente pero, paradójicamente, la prensa, los medios de comunicación en general siguen manteniendo la credibilidad y el extraordinario poder del que siempre han gozado, inversamente proporcional, como es lógico, a la formación de los receptores de las noticias.
            Eduardo Galeano cuenta en "El libro de los abrazos" el caso real de una ciega de Montevideo que, después de ser violada y torturada durante un mes por la policía, confesó con todo lujo de detalles (que incluían objetos, escenario, ropa) el asesinato de dos mujeres,  Sus vecinos, que la conocían y la querían, estaban convencidos de que era culpable “porque lo dicen los diarios”, cuando alguien les repuso: “pero los diarios mienten”, contestaron: “es que también lo dice la radio. ¡Y la tele!
            Podría parecer una situación extraña, propia de países no democráticos, pero recientemente en España, hemos vivido casos en los que los medios han crucificado sin pruebas a personas que finalmente resultaron ser inocentes, recordemos al acusado en Canarias por la muerte de la hija de su pareja, fallecida por un error médico tras caer de un columpio o al detenido en Murcia por la agresión al consejero de Cultura de la Comunidad, que no fue reconocido por el agredido y del que se demostró posteriormente que no se encontraba en el lugar de los hechos.
            Estas personas, además de ser detenidas, vieron como sus nombres y sus rostros aparecían en la prensa, como se perseguía a sus familias y amigos, como se les injuriaba; perdieron sus trabajos, en algunos casos sus parejas y cuando finalmente se demostró su inocencia, pasaron, sin recibir disculpas, de los titulares de las primeras páginas a breves notas de rectificación en páginas interiores. 
          Un gran poder exige una gran responsabilidad y los que no respetan ese compromiso deberían ser incapacitados para su ejercicio.