¿Qué lecciones de democracia puede recibir la juventud de Euskadi que ve como contraviniendo el art. 20.1.d) CE, un juez puede clausurar cautelarmente durante más de un año un periódico y una emisora de radio, asfixiándolos económicamente y obligándolos a cerrar? ¿Que la Ley Antiterrorista permite entrar en un domicilio sin autorización judicial o mantener incomunicado y sin asistencia de abogado a un “retenido”? ¿Que cuando un menor de cualquier otro lugar de España quema un contenedor o un cajero es condenado a una pena menor como autor de una falta, mientras que uno vasco, por el mismo acto, puede ser juzgado por la Audiencia Nacional por kale borroka y condenado a penas de hasta 18 años de prisión? ¿Que se puede crear una nueva Ley de Partidos, diseñada para ilegalizar partidos abertzales exigiéndoles requisitos que no se piden a ninguna otra formación nacional sea de la ideología que sea?
Ahora se presenta Sortu, un nuevo partido que en sus estatutos “rechaza toda forma de violencia” y, ante el clamor en contra de los supuestos partidos demócratas, la Fiscalía ha pedido al Tribunal Supremo que prohíba su inscripción en el registro de partidos políticos por entender que es afín a HB. Mientras tanto y sin que nadie cuestione su legalidad, concurrirán a las elecciones partidos racistas, negacionistas del holocausto y el propio partido mayoritario de la oposición, en cuyas filas militan antiguos altos cargos de la dictadura, que jamás la han condenado, ni han pedido perdón por sus crímenes puesto que, como afirmó uno de sus dirigentes: “durante el franquismo se vivió una situación de extraordinaria placidez”, refiriéndose sin duda a la placidez de las tumbas, cuyos ocupantes, es cierto, ya no necesitan disculpas.