viernes, 18 de noviembre de 2011

Carta a Esperanza Aguirre

Cuando era pequeña, todos los veranos, en los alrededores de A Coruña, se vivía un curioso ritual en los recorridos que se preveía que“su excelencia el generalísimo” iba a realizar desde Meirás: se asfaltaban las carreteras, se obligaba a los vecinos a pintar sus fachadas y, lo más curioso, se pintaban de blanco los troncos de los árboles. Un año, por un precipitado cambio de planes tuvieron que traer obreros, maquinaria y pintores de todas partes que se pasaron toda una noche trabajando a destajo asfaltando y pintando árboles de blanco en el nuevo trayecto que iba a realizar al día siguiente el dictador.

Señora Aguirre: yo, profesora interina, en mi segundo año sin trabajo, con muchos compañeros en la misma situación, que veo a mis exalumnos sin orientadores, sin desdobles, sin…, cada vez que la escucho afirmar con rotundidad que en la Enseñanza Pública madrileña no ha habido recortes, y dando por supuesto que ni miente, ni es un caso extremado de cinismo, quiero creer que le están haciendo vivir una situación similar a la del “caudillo”; así que, por el bien de la Educación, le pido que despiste a sus colaboradores y antes de que le pinten los árboles, visite por sorpresa un centro público, hable con profesores y alumnos, vea las listas de interinos y opine entonces.

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